viernes, 25 de octubre de 2013

TECNOLOGIA
Es el conjunto de conocimientos técnicos, ordenados científicamente, que permiten diseñar y crear bienes y servicios que facilitan la adaptación al medio ambiente y satisfacer tanto las necesidades esenciales como los deseos de la humanidad. Es una palabra de origen griego, τεχνολογία, formada por téchnē (τέχνη, arte, técnica u oficio, que puede ser traducido como destreza) y logía(λογία, el estudio de algo). Aunque hay muchas tecnologías muy diferentes entre sí, es frecuente usar el término en singular para referirse a una de ellas o al conjunto de todas. Cuando se lo escribe con mayúscula, Tecnología, puede referirse tanto a la disciplina teórica que estudia los saberes comunes a todas las tecnologías como la educación tecnológica, la disciplina escolar abocada a la familiarización con las tecnologías más importantes.

La actividad tecnológica influye en el progreso social y económico, pero su carácter abrumadoramente comercial hace que esté más orientada a satisfacer los deseos de los más prósperos (consumismo) que las necesidades esenciales de los más necesitados, lo que tiende además a hacer un uso no sostenible del medio ambiente. Sin embargo, la tecnología también puede ser usada para proteger el medio ambiente y evitar que las crecientes necesidades provoquen un agotamiento o degradación de los recursos materiales y energéticos del planeta o aumenten las desigualdades sociales. Como hace uso intensivo, directo o indirecto, del medio ambiente (biosfera), es la causa principal del creciente agotamiento y degradación de los recursos naturales del planeta


CURRICULO ESCOLAR

El papel asignado al currículo es el de organizar las actividades educativas escolares y aportar informaciones sobre cuatro aspectos: el qué enseñar, que supone concretar cuáles son los objetivos y los contenidos; el cuándo enseñar, es decir, cómo ordenar y secuenciar los contenidos y los criterios de evaluación; el cómo enseñar, con informaciones para estructurar las actividades de enseñanza/aprendizaje y, por último, el qué, cómo y cuándo evaluar con el propósito de comprobar si los resultados de la acción docente son coherentes con las intenciones educativas.

En los sistemas educativos de los países de nuestro entorno y también en el nuestro, se pueden reconocer, simplificando, dos modelos curriculares: el modelo académico disciplinar y el modelo globalizador, integrador y comprensivo.

El primero se caracteriza por la enseñanza y aprendizaje de asignaturas preparatorias para adquirir los conocimientos de las diversas disciplinas. El acento del currículo escolar se pone en los conocimientos de las disciplinas académicas, más que en el desarrollo de las capacidades de los alumnos, y se presenta el conocimiento de una manera fragmentada, que tiende hacia la abstracción y hacia la acumulación de los conocimientos.

El segundo modelo se caracteriza por poner el acento en el sujeto de la educación, para desarrollar en él todas sus capacidades y potencialidades, poniendo a disposición de esta finalidad la selección, organización y presentación de los contenidos curriculares. Se organiza el currículo de una manera más práctica y funcional, por áreas de conocimientos para favorecer la adquisición de las competencias básicas. Este modelo enlaza con los principios pedagógicos de la Institución Libre de Enseñanza, que puso en práctica la Segunda República.
Nuestro sistema educativo ha tenido en el pasado un currículo más integrador en la educación primaria y más fragmentado por disciplinas académicas en la educación secundaria, aunque las diferentes leyes educativas de nuestra historia democrática han ido poniendo algunos acentos más en un modelo que en otro, de manera alternativa, según la fuerzas políticas dominantes.

Cómo se construye el currículo

Si nos preguntamos sobre cómo se ha llegado a la situación en la que nos encontramos, tendríamos que detenernos en cómo se construye el currículo, quienes son sus principales protagonistas y cuál es el papel que juegan en su concreción. No hay duda de que el currículo es una construcción social, en la que intervienen distintos sectores con diferentes enfoques e intereses. En primer lugar, es en las cámaras de representación popular, en el Congreso y en el Senado, con los asesoramientos necesarios y mediante las leyes de educación, donde se establecen los principios y fines de la educación, los objetivos que deben cumplirse en las diversas etapas educativas, los principios pedagógicos generales, la organización en ciclos y las áreas y materias sobre las que deben centrarse el trabajo docente y el sistema de evaluación y promoción. Posteriormente les corresponde a las administraciones educativas, en el uso de sus competencias, concretar el currículo para cada área o materia de cada una de las etapas educativas.

Este proceso de construcción del currículo supone realizar la coordinación, a su vez, de tres instancias necesarias: la académica, que fija los contenidos fundamentales y básicos para cada una de las áreas o materias; la psicología y la pedagogía, que hacen hincapié en la manera en la que se construye el conocimiento en función de la edad y de la capacidad de los alumnos; y la sociedad, que plantea las necesidades a las que hay que dar respuesta. Los profesionales de la educación, adaptan el currículo a su alumnado y al contexto social y aportan su experiencia en el tratamiento que ha de darse a los diferentes contenidos de la enseñanza.

En este proceso se interrelacionan, y a veces chocan, diferentes enfoques e intereses, con diversas concepciones de la educación y por tanto del currículo. Unos, más centrados en los contenidos académicos y los valores tradicionales, que presentan un currículo más abstracto y alejado de la realidad y producen una selección mayor del alumnado; otros, más enfocados al desarrollo integral del alumno como sujeto de la educación, pretendiendo un currículo más cercano a la realidad y a los intereses de los niños y jóvenes, buscando una mayor igualdad de oportunidades para todos. Unos, más vinculados a la necesidad de hacer los aprendizajes más funcionales y atractivos para los alumnos; otros más preocupados por desarrollar los conocimientos de las distintas materias y por mantener el estatus-quo del reparto de las mismas en el currículo, y no faltan los que se dejan llevar por las modas académicas, de dentro o de fuera de nuestras fronteras.
A las fuentes tradicionales del currículo, se unen más recientemente otras vinculadas con los procesos de internacionalización de los sistemas educativos, especialmente por lo que supone para nuestro país la convergencia con Europa, para favorecer la libre circulación de personas y profesionales, que se concreta en directrices europeas en materia de educación, para conseguir la aproximación de los sistemas educativos y la homologación de las titulaciones, y en la realización de recomendaciones, evaluaciones e informes, junto con las que también realizan otros organismos internacionales, como la UNESCO o la OCDE.

Actualmente en toda Europa se está produciendo un debate sobre el modelo productivo, que ha puesto en cuestión la crisis económica mundial, y la necesidad de cambiar de modelo, hacia otro basado en una economía sostenible y mejorar la productividad. Eso significa apostar por una economía centrada en la innovación y el conocimiento, directamente vinculada a un sistema educativo basado en los mismos principios. Desde esa perspectiva habría que revisar posiblemente la estructura de nuestro sistema, para permitir mayor accesibilidad al mismo y especialmente nuestro currículo escolar, para adaptarlo a nuestras necesidades productivas.


jueves, 26 de septiembre de 2013

Creen en la leyenda de la llorona ?????

La Llorona, la mujer fantasma que recorre las calles de las ciudades en busca de sus hijos.

Cuenta la leyenda que era una mujer de sociedad, joven y bella, que se caso con un hombre mayor, bueno, responsable y cariñoso, que la consentía como una niña, su único defecto... que no tenia fortuna.
Pero el sabiendo que su joven mujer le gustaba alternar en la sociedad y " escalar alturas ", trabajaba sin descanso para poder satisfacer las necesidades económicas de su esposa, la que sintiéndose consentida despilfarraba todo lo que le daba su marido y exigiéndole cada día mas, para poder estar a la altura de sus amigas, las que dedicaba tiempo a fiestas y constantes paseos.

Marisa López de Figueroa, tuvo varios hijos estos eran educados por la servidumbre mientras que la madre se dedicaba a cosas triviales. Así pasaron varios años, el matrimonio.

Figueroa López, tuvo cuatro hijos y una vida difícil, por la señora de la casa, que repulsaba el hogar y nunca se ocupo de los hijos. Pasaron los años y el marido enfermó gravemente, al poco tiempo murió, llevándose " la llave de la despensa ", la viuda se quedó sin un centavo, y al frente de sus hijos que le pedían que comer. Por un tiempo la señora de Figueroa comenzó a vender sus muebles. Sus alhajas con lo que la fue pasando.
Pocos eran los recursos que ya le quedaban, y al sentirse inútil para trabajar, y sin un centavo para mantener a sus hijos, lo pensó mucho, pero un día los reunió diciéndoles que los iba a llevar de paseo al río de los pirules. Los ishtos saltaban de alegría, ya que era la primera vez que su madre los levaba de paseo al campo. Los subió al carruaje y salió de su casa a las voladas, como si trajera gran prisa por llegar. Llegó al río, que entonces era caudaloso, los bajo del carro, que ella misma guiaba y fue aventando uno a uno a los pequeños, que con las manitas le hacían señas de que se estaban ahogando.

Pero ella, tendenciosa y fría , veía como se los iba llevando la corriente, haciendo gorgoritos el agua, hasta quedarse quieta. A sus hijos se los llevo la corriente, en ese momento ya estarían muertos . Como autómata se retiro de el lugar, tomo el carruaje, salió como "alma que lleva el diablo ", pero los remordimientos la hicieron regresar al lugar del crimen. Era inútil las criaturas habían pasado a mejor vida. Cuando se dio cuenta de lo que había hecho, se tiro ella también al río y pronto se pudieron ver cuatro cadáveres de niños y el de una mujer que flotaban en el río.

Dice la leyenda que a partir de esa fecha, a las doce de la noche, la señora Marisa venia de ultratumba a llorar su desgracia: salía del cementerio (en donde les dieron cristiana sepultura) y cruzaba la ciudad en un carruaje, dando alaridos y gritando ¡ Aaaaay mis hijos ¡ ¡ Donde estarán mis hijos ¡ y así hasta llegar al río de los pirules en donde desaparecía. Todas las personas que la veían pasar a medianoche por las calles se santiguaban con reverencia al escuchar sus gemidos y gritos. Juraban que con la luz de la luna veían su carruaje que conducía una dama de negro que con alaridos buscaba a sus hijos.

Las mujeres cerraban las ventanas, y al trasnochador que venia con copas, hasta la borrachera se le quitaba al ver aquel carro que conducía un espectro, donde iba la llorona, del carruaje salían grandes llamaradas y se escuchaba una largo y triste gemido de una mujer, un esqueleto vestido de negro, el que guiaba el carruaje, jalado por caballos briosos. Un día, cuatro amigos, haciéndose los valientes, quisieron seguir al carruaje que corría a gran velocidad por céntrica calle de Aguascalientes que daba al río pirules.
Ellos la seguían, temblando de miedo, pero dándose valor con las copitas, dio un último grito de tristeza y dolor ¡ Aaaay mis hijos ¡ y desapareció con todo y carruaje.




sábado, 21 de septiembre de 2013

leyenda del cerro cristalina

en San Juan la Laguna hay cerro llamado Cristalina.  “Ese cerro es un cerro duro” decían los abuelos cuando nosotros éramos niños.
Anteriormente allí vieron algo los abuelos.  Ellos vieron a un hombre que se aparecía sobre el cerro y aún está la plataforma donde se paraba.  Ese cerro es de pura piedra, pura roca.  El pie del cerro era un lugar de ceremonias.
Había a media cuesta un lugar para ceremonias y otro en la cumbre.  Anteriormente la gente allí era donde iba a agradecer sus riquezas y allí iba a pedir también.
Antes había un personaje que se mantenía sobre el cerro.  La gente se había fijado que ese personaje tenía un traje rojo y, de vez, en cuando, bajaba al pies del cerro.  La gente lo encontraba muy raro porque su traje era todo rojo y lo que hacía era corretear.  Algunas personas lo querían capturar, pero él no se dejaba.  Correteaba y se desaparecía delante de ellos.  De esa manera se mantuvo por mucho tiempo.
Cuando ese personaje bajaba al pie del cerro, al día siguiente allí la gente recogía monedas de plata.  A veces levantaban piedras y encontraban cosas debajo.  La moneda del cerro era de plata.  Así fue durante mucho tiempo.
A la gente no le gustaba ese personaje y eso por los gritos que daba cada vez que bajaba.  Gritaba muchísimo, además, cuando miraba a las personas, las insultaba, les decía “comilones de pescados, comilones de cangrejos, huelen muy feo; son hediondos”.  Eso era lo que les decía.  Eso no le gustaba a la gente, por eso lo perseguían o lo correteaban.  Por último ya no se vio más a ese personaje.
Cuando el personaje se fue, cuando ya no lo vieron más, todos los que encontraban y recogían monedas de plata, ya no encontraron esas riquezas propias del cerro;  pues el hombre aquel era quien dejaba las monedas de plata.
Entonces la gente comprendió que ese personaje no bajaba por gusto al pie del cerro, a la parte plana si no que venía para dejar algo.  El pueblo recibía de regalo alguna cosa.  Cuando aún estaba ese personaje en San Juan la Laguna, había mucha gente que tenía dinero; tenía monedas antiguas, monedas de plata.
Al desaparecer aquel extraño personaje, cuando nadie más lo vio;  entonces poco a poco se acabó la riqueza; cayó sobre el pueblo la pobreza, la miseria, la muerte que los obligó a partir hacia otros lugares en busca de nuevas fuentes de vida.  Poco a poco se fue acabando el pueblo.  Recién entonces se dieron cuenta, razonaron que todo eso les había ocurrido porque habían tratado mal a aquel personaje.  Por detestarlo tuvieron problemas.  Eso fue lo que nuestros abuelos nos contaban.
Actualmente aún está la piedra sobre el cerro, donde se mantuvo, y estuvo bailando el personaje. La piedra es muy grande.  Tal vez tenga de ancho unos diez metros cuadrados; pero ahora ya nadie va a ver, ya no hay quien vaya.  Las personas antes iban muy seguido para celebrar ceremonias, lo hacían para pedir, para agradecer sus cosas.
Ahora ya no hay quien haga eso, sin embargo San Juan la Laguna tuvo que atravesar graves problemas cuando trató mal al extraño personaje.
Fuente: Historias de la Noche del Lago Atitlán.
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En San Juan la Laguna el cerro llamado Cristalina.  “Ese cerro es un cerro duro” decían los abuelos cuando nosotros éramos niños.

Anteriormente allí vieron algo los abuelos.  Ellos vieron a un hombre que se aparecía sobre el cerro y aún está la plataforma donde se paraba.  Ese cerro es de pura piedra, pura roca.  El pie del cerro era un lugar de ceremonias.

Había a media cuesta un lugar para ceremonias y otro en la cumbre.  Anteriormente la gente allí era donde iba a agradecer sus riquezas y allí iba a pedir también

Antes había un personaje que se mantenía sobre el cerro.  La gente se había fijado que ese personaje tenía un traje rojo y, de vez, en cuando, bajaba al pies del cerro.  La gente lo encontraba muy raro porque su traje era todo rojo y lo que hacía era corretear.  Algunas personas lo querían capturar, pero él no se dejaba.  Correteaba y se desaparecía delante de ellos.  De esa manera se mantuvo por mucho tiempo.
Cuando ese personaje bajaba al pie del cerro, al día siguiente allí la gente recogía monedas de plata.  A veces levantaban piedras y encontraban cosas debajo.  La moneda del cerro era de plata.  Así fue durante mucho tiempo.

A la gente no le gustaba ese personaje y eso por los gritos que daba cada vez que bajaba.  Gritaba muchísimo, además, cuando miraba a las personas, las insultaba, les decía “comilones de pescados, comilones de cangrejos, huelen muy feo; son hediondos”.  Eso era lo que les decía.  Eso no le gustaba a la gente, por eso lo perseguían o lo correteaban.  Por último ya no se vio más a ese personaje.
Cuando el personaje se fue, cuando ya no lo vieron más, todos los que encontraban y recogían monedas de plata, ya no encontraron esas riquezas propias del cerro;  pues el hombre aquel era quien dejaba las monedas de plata.

Entonces la gente comprendió que ese personaje no bajaba por gusto al pie del cerro, a la parte plana si no que venía para dejar algo.  El pueblo recibía de regalo alguna cosa.  Cuando aún estaba ese personaje en San Juan la Laguna, había mucha gente que tenía dinero; tenía monedas antiguas, monedas de plata.
Al desaparecer aquel extraño personaje, cuando nadie más lo vio;  entonces poco a poco se acabó la riqueza; cayó sobre el pueblo la pobreza, la miseria, la muerte que los obligó a partir hacia otros lugares en busca de nuevas fuentes de vida.  Poco a poco se fue acabando el pueblo.  Recién entonces se dieron cuenta, razonaron que todo eso les había ocurrido porque habían tratado mal a aquel personaje.  Por detestarlo tuvieron problemas.  Eso fue lo que nuestros abuelos nos contaban.

Actualmente aún está la piedra sobre el cerro, donde se mantuvo, y estuvo bailando el personaje. La piedra es muy grande.  Tal vez tenga de ancho unos diez metros cuadrados; pero ahora ya nadie va a ver, ya no hay quien vaya.  Las personas antes iban muy seguido para celebrar ceremonias, lo hacían para pedir, para agradecer sus cosas.

Ahora ya no hay quien haga eso, sin embargo San Juan la Laguna tuvo que atravesar graves problemas cuando trató mal al extraño personaje.


dden San Juan la Laguna hay cerro llamado Cristalina.  “Ese cerro es un cerro duro” decían los abuelos cuando nosotros éramos niños.
Anteriormente allí vieron algo los abuelos.  Ellos vieron a un hombre que se aparecía sobre el cerro y aún está la plataforma donde se paraba.  Ese cerro es de pura piedra, pura roca.  El pie del cerro era un lugar de ceremonias.
Había a media cuesta un lugar para ceremonias y otro en la cumbre.  Anteriormente la gente allí era donde iba a agradecer sus riquezas y allí iba a pedir también.
Antes había un personaje que se mantenía sobre el cerro.  La gente se había fijado que ese personaje tenía un traje rojo y, de vez, en cuando, bajaba al pies del cerro.  La gente lo encontraba muy raro porque su traje era todo rojo y lo que hacía era corretear.  Algunas personas lo querían capturar, pero él no se dejaba.  Correteaba y se desaparecía delante de ellos.  De esa manera se mantuvo por mucho tiempo.
Cuando ese personaje bajaba al pie del cerro, al día siguiente allí la gente recogía monedas de plata.  A veces levantaban piedras y encontraban cosas debajo.  La moneda del cerro era de plata.  Así fue durante mucho tiempo.
A la gente no le gustaba ese personaje y eso por los gritos que daba cada vez que bajaba.  Gritaba muchísimo, además, cuando miraba a las personas, las insultaba, les decía “comilones de pescados, comilones de cangrejos, huelen muy feo; son hediondos”.  Eso era lo que les decía.  Eso no le gustaba a la gente, por eso lo perseguían o lo correteaban.  Por último ya no se vio más a ese personaje.
Cuando el personaje se fue, cuando ya no lo vieron más, todos los que encontraban y recogían monedas de plata, ya no encontraron esas riquezas propias del cerro;  pues el hombre aquel era quien dejaba las monedas de plata.
Entonces la gente comprendió que ese personaje no bajaba por gusto al pie del cerro, a la parte plana si no que venía para dejar algo.  El pueblo recibía de regalo alguna cosa.  Cuando aún estaba ese personaje en San Juan la Laguna, había mucha gente que tenía dinero; tenía monedas antiguas, monedas de plata.
Al desaparecer aquel extraño personaje, cuando nadie más lo vio;  entonces poco a poco se acabó la riqueza; cayó sobre el pueblo la pobreza, la miseria, la muerte que los obligó a partir hacia otros lugares en busca de nuevas fuentes de vida.  Poco a poco se fue acabando el pueblo.  Recién entonces se dieron cuenta, razonaron que todo eso les había ocurrido porque habían tratado mal a aquel personaje.  Por detestarlo tuvieron problemas.  Eso fue lo que nuestros abuelos nos contaban.
Actualmente aún está la piedra sobre el cerro, donde se mantuvo, y estuvo bailando el personaje. La piedra es muy grande.  Tal vez tenga de ancho unos diez metros cuadrados; pero ahora ya nadie va a ver, ya no hay quien vaya.  Las personas antes iban muy seguido para celebrar ceremonias, lo hacían para pedir, para agradecer sus cosas.
Ahora ya no hay quien haga eso, sin embargo San Juan la Laguna tuvo que atravesar graves problemas cuando trató mal al extraño personaje.
Fuente: Historias de la Noche del Lago Atitlán.
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en San Juan la Laguna hay cerro llamado Cristalina.  “Ese cerro es un cerro duro” decían los abuelos cuando nosotros éramos niños.
Anteriormente allí vieron algo los abuelos.  Ellos vieron a un hombre que se aparecía sobre el cerro y aún está la plataforma donde se paraba.  Ese cerro es de pura piedra, pura roca.  El pie del cerro era un lugar de ceremonias.
Había a media cuesta un lugar para ceremonias y otro en la cumbre.  Anteriormente la gente allí era donde iba a agradecer sus riquezas y allí iba a pedir también.
Antes había un personaje que se mantenía sobre el cerro.  La gente se había fijado que ese personaje tenía un traje rojo y, de vez, en cuando, bajaba al pies del cerro.  La gente lo encontraba muy raro porque su traje era todo rojo y lo que hacía era corretear.  Algunas personas lo querían capturar, pero él no se dejaba.  Correteaba y se desaparecía delante de ellos.  De esa manera se mantuvo por mucho tiempo.
Cuando ese personaje bajaba al pie del cerro, al día siguiente allí la gente recogía monedas de plata.  A veces levantaban piedras y encontraban cosas debajo.  La moneda del cerro era de plata.  Así fue durante mucho tiempo.
A la gente no le gustaba ese personaje y eso por los gritos que daba cada vez que bajaba.  Gritaba muchísimo, además, cuando miraba a las personas, las insultaba, les decía “comilones de pescados, comilones de cangrejos, huelen muy feo; son hediondos”.  Eso era lo que les decía.  Eso no le gustaba a la gente, por eso lo perseguían o lo correteaban.  Por último ya no se vio más a ese personaje.
Cuando el personaje se fue, cuando ya no lo vieron más, todos los que encontraban y recogían monedas de plata, ya no encontraron esas riquezas propias del cerro;  pues el hombre aquel era quien dejaba las monedas de plata.
Entonces la gente comprendió que ese personaje no bajaba por gusto al pie del cerro, a la parte plana si no que venía para dejar algo.  El pueblo recibía de regalo alguna cosa.  Cuando aún estaba ese personaje en San Juan la Laguna, había mucha gente que tenía dinero; tenía monedas antiguas, monedas de plata.
Al desaparecer aquel extraño personaje, cuando nadie más lo vio;  entonces poco a poco se acabó la riqueza; cayó sobre el pueblo la pobreza, la miseria, la muerte que los obligó a partir hacia otros lugares en busca de nuevas fuentes de vida.  Poco a poco se fue acabando el pueblo.  Recién entonces se dieron cuenta, razonaron que todo eso les había ocurrido porque habían tratado mal a aquel personaje.  Por detestarlo tuvieron problemas.  Eso fue lo que nuestros abuelos nos contaban.
Actualmente aún está la piedra sobre el cerro, donde se mantuvo, y estuvo bailando el personaje. La piedra es muy grande.  Tal vez tenga de ancho unos diez metros cuadrados; pero ahora ya nadie va a ver, ya no hay quien vaya.  Las personas antes iban muy seguido para celebrar ceremonias, lo hacían para pedir, para agradecer sus cosas.
Ahora ya no hay quien haga eso, sin embargo San Juan la Laguna tuvo que atravesar graves problemas cuando trató mal al extraño personaje.
Fuente: Historias de la Noche del Lago Atitlán.
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